¿QUÉ ES UN CHAMPÚ?

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¿Qué propiedades buscamos en este tipo de producto?

Podríamos decir que un champú es un producto destinado a limpiar el cabello, pero nos quedaríamos un poco cortos. Para ser más concretos, lo definiremos como un producto en forma de líquido, gel, crema o polvo, formulado a base de tensioactivos que ofrece propiedades detergentes, humectantes, emulsionantes y espumantes para limpiar el cuero cabelludo y cabello, dejándolo suave, flexible, lustroso y fácil de manejar.

Pero ¿qué son los tensioactivos? Los tensioactivos son moléculas anfílicas, es decir con una cadena hidrofóbica, afín a los lípidos, y una cabeza hidrofílica, afín al agua. En función de la naturaleza química de la cabeza hidrofílica en un medio acuoso, podemos distinguirlos en: iónicos (con carga) y no iónicos (sin carga). Y dentro de los iónicos, encontramos aniónicos (carga negativa), catiónicos (carga positiva) y anfotéricos (carga positiva y negativa), cada uno de ellos con una función:

  • Tensioactivos aniónicos: actúan como tensioactivos primarios, es decir, aparecen con mayor concentración en este tipo de productos (8-12%), y aportan el poder detergente y espumante.
  • Tensioactivos no iónicos/anfotéricos: aparecen como tensioactivos secundarios (2-5%), potenciando la función detergente y espumante, y reduciendo el poder irritante de los primarios.
  • Tensioactivos catiónicos: los encontramos con una concentración entre un 0,1 y un 1% y actúan como acondicionadores del cabello.

¿Y a qué se debe su función? Para poder abordar esta cuestión, primero debemos tener en cuenta que:

  • La superficie del cabello tiene naturaleza aniónica.
  • Un cabello castigado se carga aún más negativamente.
  • Los compuestos catiónicos presentan una gran afinidad por la superficie.
  • Todos los tensioactivos tienen la capacidad de formar micelas, es decir, en un medio hidrofílico, organizarse disponiendo sus cadenas hidrofóbicas hacia el interior, y por lo tanto, de atrapar el sebo y suciedad del cabello dentro de estas.
Teniendo en cuenta estos puntos, es de esperar que los tensioactivos catiónicos, gracias a su gran afinidad por la superficie aniónica, actúen como acondicionadores. En cambio, son de poca utilidad en limpieza debido a que se absorben sobre la superficie, en lugar de solubilizar la suciedad depositada

En cuanto a los tensioactivos aniónicos, según la longitud de la cadena hidrofóbica podrán variar su capacidad espumante y detergente. A mayor longitud de la cadena, menor capacidad espumante y mayor poder detergente. Es decir, en contra de lo que solemos pensar, la espumosidad no es sinónimo de limpieza, y podemos obtener un champú que genere poca espuma, pero con muy buen poder detergente.

Por último, el claim “sin” se ha vuelto muy popular dentro de esta categoría de productos: “sin sulfatos”, “sin siliconas”, “sin parabenos”, etc.

Asociamos estas palabras a algo dañino, sin saber realmente qué son o por qué han sido catalogados como negativos.  En el caso de los sulfatos, se hace referencia a una categoría de tensioactivos aniónicos, con alto poder detergente y espumante, y tachados por tener un perfil irritante mayor que otros. No obstante, no todos los sulfatos son iguales, y existen algunos como el Zinc Coco Sulfate o el Zinc Coceth Sulfate, mucho menos irritantes e ideales para formular productos para pieles sensibles o infantiles. Además, las fórmulas son muy complejas, se evalúan previamente al lanzamiento, y no podemos tachar un producto por uno de sus ingredientes. Primero, deberemos contemplar qué es lo que necesita nuestro cabello y luego, escoger teniendo en cuenta la fórmula global. Existen casos en los que los sulfatos no se recomiendan, como pueden ser los pelos teñidos. Pero, en otros no existe problema alguno.

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Ana Calabuig
Marketing & Communication en Beauty Cluster